Sugerencias economicas practicas para un nuevo sistema economico (Ultima Parte)

Las sugerencias  que siguen, basadas en los Escritos bahá’ís, quizá le permitan activar algunos de esos cambios fundamentales en su carácter y en sus actividades económicas diarias. Existen 50 sugerencias pero vamos a discutir 10 en este blog.

Quizá le parezca que esta lista es abrumadora y no se sienta capaz de poner en práctica todas las sugerencias que se aplican a su situación. Pero conviene que recuerde que lo que importa no son los resultados sino lo sincero de sus esfuerzos. Es la pureza de intención la que cuenta.

  1. Hágase consciente de que su prosperidad, bienestar y felicidad dependen de la prosperidad, bienestar y felicidad de toda persona pobre, necesitada o carente de privilegios en el mundo. El verdadero significado de la unicidad de la humanidad llegará a plasmarse cuando veamos a los demás como miembros de nuestra familia. Esto debería resultarnos fácil puesto que hemos escuchado y repetido numerosas veces “somos hojas de una sola rama (…)”.
  2. El dinero es un instrumento, no la meta de su vida. El mayor error que la mayoría de las personas cometen es el de olvidar que no hemos sido creados para generar dinero. Tal no debería ser la meta de nuestra vida. El dinero debería contemplarse como una herramienta efectiva para servir a la humanidad y con ello mejorar la vida espiritual y económica tanto de nosotros mismos como de los demás. Ahí reside la clave de la felicidad o desilusión que han de coronar nuestra vida física. Puesto que no podemos llevarnos las riquezas con nosotros, ¿por qué no emplearla por el bien de la humanidad?
  3. Invierta igual cantidad de energía en desprenderse de sus posesiones materiales tanto como se la dedica a adquirirlas, esto es, reconociendo que son una prueba y recordando lo que al respecto declara Bahá’u’lláh:

 “Tú anhelas el oro y Yo deseo liberarte de él. Te consideras rico al poseerlo y Yo reconozco tu riqueza en que te santifiques de él (…) Palabras Ocultas árabe  no.56

Es como si nos inscribiésemos en un programa espiritual de desintoxicación. No hay nada inherentemente malo en ser rico mientras seamos plenamente conscientes de los beneficios y peligros que entraña. Bahá’u’lláh consiente que aprovechemos los lujos que apetezcamos, en la medida en que mostremos desapego hacia ellos.

  1. Cuando acometa objetivos económicos traiga a la mente el destino espiritual que le aguarda, pues el materialismo es capaz de apoderarse poco a poco de su vida espiritual. Sin recordatorios constantes que hagan presente nuestro destino espiritual, el materialismo es capaz de destruir nuestro bienestar espiritual. Debemos formarnos una gran “idea panorámica” de las cosas y no apartar nuestra mirada de ella, en ningún momento, si no queremos perdernos.
  2. Lleve una vida bahá’í. En cierto sentido es un enunciado simple (“lleve una vida bahá’í”); ahora bien ponerlo en práctica requiere que nos comprendamos a nosotros mismos y el propósito que nos anima en la vida. Se dice fácil.
  3. Sea considerado con sus inquilinos. Muéstrese sensible ante su situación. Si pasan apuros, muéstrese flexible con el pago de los alquileres. Dejando aparte la satisfacción espiritual que ello pueda reportarle, con ello ha de ganarse un inquilino que se preocupará por usted y de su propiedad y que la utilizará como si fuera propia. Incluso económicamente puede resultarle ventajoso puesto que el coste de las reparaciones probablemente resulte menor.
  4. Desarrolle las virtudes que son comunes a todas las religiones y que constituyen la base del éxito en cualquier sistema. En la actualidad adquirir virtudes parece algo idealista, pero conviene recordar que conforme nos aproximemos a esa civilización en continuo progreso, la adquisición de virtudes será cosa normal y corriente .Aunque acaso no reparemos en sus nexos con la economía, ciertamente nos ayudarán a ganar las cualidades espirituales y humanas que han de contribuir a crear una sociedad mejor. He aquí la lista de virtudes identificada por el Proyecto Virtudes:

Afán de superación

Alegría

Amabilidad

Amor

Apacibilidad

Autodisciplina

Compasión

Confianza

Consideración

Cordialidad

Cortesía         

Creatividad

Delicadeza

Desprendimiento

Determinación

Entusiasmo

Fidelidad

Firmeza

Flexibilidad Formalidad

Generosidad

Gratitud

Honorabilidad

Honradez

Humildad

Idealismo

Justicia

Lealtad

Limpieza

Misericordia

Moderación

Obediencia

Oración

Orden

Paciencia

Perdón

Preocuparse por los demás

Sentido del propósito

Pudor

Respeto

Responsabilidad

Reverencia

Seguridad confiada

Seguridad en uno mismo  Servicio

Sinceridad

Solicitud

Tacto

Tolerancia

Unidad

Valor

Veracidad

  1. Hágale frente a su yo insistente (o ego), pues no hacerlo dará al traste con cualquier éxito o progreso realizados (esto es, si no reconoce en ese ego una seria amenaza para sus mejores esfuerzos). La historia rebosa de egos que sembraron la destrucción a su paso. Como seres humanos, nuestra vida en este mundo y el progreso de nuestras almas en el mundo venidero dependen de las decisiones que adoptemos. Los hay que afirman que somos nosotros mismos, en función de las elecciones que realizamos, los forjadores de nuestro propio cielo e infierno en la tierra. Es cosa de lamentar que no cedamos el bastón de mando a nuestra naturaleza superior. Puesto que nos bombardean los anuncios y el consumismo, cultivar nuestra naturaleza superior resulta muy difícil y esa es la razón por la que, a fin de realizar las elecciones correctas y obtener las recompensas y ventajas que correspondan, debemos “sintonizar” espiritualmente. Sabemos que en nuestra Fe se nos anima a leer los Escritos sagrados; e igualmente sabemos que cuando leemos los Escritos y meditamos al respecto, nuestras almas se elevan de modo que el resultado afecta a la calidad de nuestras decisiones. Nuestras almas «sintonizan» cuando leemos los Escritos y cuando nos llamamos a rendir cuentas todos los días. Es como si dispusiéramos de una cuenta de resultados en la que medir lo bueno y lo malo de nuestro comportamiento.

Lo dicho  es un factor importante en nuestra vida. Un factor que tenemos la oportunidad de incorporar plenamente a nuestro quehacer diario.

  1. Reconozca y cultive los cuatro aspectos de su ser: Espiritual,  Físico, Emocional, Intelectual.  La mayoría de las personas pasan por alto y sacrifican alguno de estos aspectos en provecho de los demás; pero son todos los aspectos los que debemos equilibrar en nuestra vida. Quizá suene como uno de esos mantras de autoayuda, pero lo cierto es que todos los aspectos de nuestro ser son esenciales para dotarnos del conocimiento esencial de nosotros mismos, lo cual constituye el primer paso para conocer a Dios.
  1. Diga lo que piensa pero exprese de forma amorosa lo que crea que han de ser los cambios necesarios para mejorar la vida económica de las personas y de la sociedad en que vivimos. Es decir, exprese nuestras ideas y visión sin mostrarse beligerante. Todos tenemos algo que decir en estos asuntos y capacidad para ser catalizadores de un cambio positivo. No es cuestión de entrar en política o de hacer militancia, pero tampoco podemos olvidar que nuestra labor es la de transmitir a una humanidad descarriada una visión y sentido de orientación. De lo contrario, es como si, disponiendo de la medicina, rehusáramos dársela a los enfermos que la precisan.

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