Trauma: ¿cómo curar nuestras almas heridas?

Es probable que hayas oído hablar del TEPT (trastorno de estrés postraumático), pero ¿has oído hablar del TEPC? Estas siglas significan «trastorno de estrés post-Covid», un nuevo efecto de la pandemia.

Cada vez más, los profesionales de la salud mental reconocen que la pandemia global del Covid-19 ha herido las emociones de todo el mundo. Nuestras almas sufren por ese trauma. Parece lógico, ya que millones de personas han muerto a causa de la enfermedad y miles de millones corren el riesgo de sufrir estrés, ansiedad, depresión y miedo.

¿Lo sientes? La mayoría de la gente lo hace, y esto ha llevado a un mayor reconocimiento del papel que el trauma juega en nuestras vidas.

El impacto de los traumas mentales

Muchas sociedades de todo el mundo han comenzado a reconocer el impacto del trauma mental, sin importar la causa. Los atletas que se han retirado recientemente de los Juegos Olímpicos y de otros eventos enfatizan la importancia de su salud emocional y su bienestar destacando el estrés que sienten. Esto es una señal saludable: su retirada de estos eventos envía una señal de que la salud emocional es más importante que la fama, las medallas y los trofeos, y da permiso a más personas a reconocer su propio trauma.

Algunas religiones afirman que las lesiones o enfermedades psicológicas solo pueden abordarse y tratarse mediante enseñanzas espirituales, e incluso desaconsejan o prohíben a sus seguidores que busquen asesoramiento médico o psicológico, pero los principios bahá’ís animan a todos a obtener y seguir la orientación de profesionales médicos y psiquiátricos competentes. De acuerdo con la enseñanza central bahá’í de la armonía entre la ciencia y la religión, Abdu’l-Bahá, hijo y sucesor de Bahá’u’lláhescribió que todo el mundo debería «conservar vuestra salud consultando a un médico experto»:

De acuerdo con el decreto explícito de Bahá’u’lláh, uno no debe apartarse del consejo de un médico competente. Es imperativo consultar a uno, incluso si el mismo paciente es un médico famoso y eminente. En resumen, se trata de que debéis conservar vuestra salud consultando a un médico experto.

La ciencia médica ha conseguido enormes logros en la curación de nuestras enfermedades físicas, pero lamentablemente tenemos pocos conocimientos avanzados sobre las causas de los males mentales y emocionales. Sin embargo, con un mayor conocimiento del funcionamiento del cerebro en el futuro, es de esperar que tengamos más posibilidades de recibir los remedios correctos para la miríada de enfermedades mentales y traumas que experimentan las personas.

La humanidad lleva mucho tiempo tratando los problemas emocionales a todos los niveles y en todas las profesiones, pero el consejo general hasta ahora ha sido «endurecerse». Ese enfoque, que significa no reconocer y luego seguir adelante a la fuerza con el dolor y el estrés, simplemente no funciona. Por supuesto, para alcanzar un objetivo en la vida hay que esforzarse, pasar por algunas dificultades y estrés, y hacer sacrificios. La cuestión es: ¿hasta qué punto hay que sobrepasar los límites de la resistencia emocional para alcanzar esos objetivos?

Hemos convertido en héroes a personas que ignoraron tensiones y dolores extremos para lograr sus objetivos, pero pocos se preocuparon lo suficiente como para averiguar después el coste emocional y psicológico de esa forma de actuar. ¿Qué precio pagaron esas personas con sus cuerpos y su salud emocional?

Medicamentos para los problemas emocionales

Una de las pocas alternativas disponibles en la actualidad para ignorar el dolor interno del trauma -los medicamentos psicoactivos- han ayudado a muchos. Hasta ahora, en nuestro conocimiento bastante limitado sobre cómo tratar los traumas psicológicos y emocionales, los remedios han consistido generalmente en píldoras de diferentes variedades para cada trastorno. En muchos casos, las personas consultan a profesionales que les recetan medicamentos junto con sus sesiones de terapia. Algunos de estos medicamentos funcionan bien, pero otros tienen importantes efectos secundarios y pueden acabar creando más problemas de los que resuelven.

Durante mi propio trabajo en el sistema escolar público, me sorprendió que a muchos de los alumnos que no podían enfrentarse al sistema se les dieran medicamentos para calmarlos. Lamentablemente, muchos de ellos se comportaban como zombis después de tomar esos medicamentos, lo que les dejaba sin la energía ni el impulso suficiente para lograr algo.

La realidad: la salud emocional es muy complicada. Muchos expertos están buscando soluciones, pero aún no hemos avanzado hasta el punto de saber determinar la causa fundamental de los problemas emocionales, así que, mientras tanto, recurrimos a medicamentos que pueden ser soluciones en forma de parche. Afortunadamente, hay una mayor concienciación en este campo, y se han escrito más libros, y cada día se crean más grupos de apoyo. Ha habido mejoras significativas en la búsqueda de nuevas formas de hablar y abordar estos temas.

Tratamiento espiritual del trauma

Sin embargo, basándonos en esta cita bahá’í, a algunas personas les vendría mejor un tratamiento espiritual que médico:

Las dolencias que se producen a consecuencia de causas físicas deben ser tratadas por los doctores con remedios médicos; aquellas que se deben a causas espirituales desaparecen a través de los medios espirituales. Así, una dolencia causada por la aflicción, el temor o impresiones nerviosas será curada más eficazmente por un tratamiento espiritual que por uno físico.

Hasta ahora, la medicina occidental ha evitado tratar este tipo de afecciones con algo más que medicamentos. Sin embargo, tenemos que seguir explorando los métodos y soluciones espirituales para estos problemas, como la orientación, la consulta y otros tipos de terapias de base más espiritual. Si no abordamos estos retos con las herramientas adecuadas, las soluciones actuales pueden acabar siendo buenos intentos, pero fracasos al fin y al cabo.

No cabe duda de que las ciencias médicas han avanzado mucho, y el resultado es el aumento de la duración de la vida y la erradicación de muchas enfermedades que en el pasado llevarían a la muerte o a una vida de gran dolor. Ahora hay muchas maneras de hacer que cada parte del cuerpo funcione mejor y de corregir dificultades y, en algunos casos, incluso sustituir partes del cuerpo afectadas.

Pero ha llegado el momento de enfrentarse a los traumas y a los problemas emocionales que producen con un enfoque nuevo y diferente: reconocer que la raíz de muchos de estos problemas es espiritual, y luego introducir métodos espirituales para tratarlos de forma permanente. Por ejemplo, ahora tenemos innumerables métodos probados y eficaces de relajación y meditación en todos los rincones del mundo, basados en algunas filosofías, tradiciones y religiones antiguas. Además, cada día se inventan nuevas técnicas. Gracias a las redes sociales, son fácilmente accesibles en la comodidad de nuestros hogares.

En muchas culturas indígenas, este tipo de curación espiritual es una parte aceptada de cualquier plan de tratamiento del trauma. En la cultura navajo, por ejemplo, se suele celebrar una ceremonia de curación espiritual llamada «sing» para los veteranos de guerra cuando regresan de la guerra, para sanar sus espíritus de lo que encontraron en el combate.

Las oraciones son esenciales para cualquier curación. Las enseñanzas bahá’ís ofrecen muchas oraciones diferentes para la curación física y psicológica. Ésta, de Bahá’u’lláh, procede de una tablilla que escribió a un médico:

Tu nombre es mi curación, oh mi Dios, y el recuerdo de Ti es mi remedio. La proximidad a Ti es mi esperanza y el amor por Ti es mi compañero. Tu misericordia hacia mí es mi curación y mi socorro, tanto en este mundo como en el venidero. Tú, verdaderamente, eres el Todogeneroso, el Omnisciente, el Sapientísimo.

A veces, ayuda confiar en nuestra fe en un poder superior, hacer lo mejor que podamos y desprendernos de los resultados. Este proceso puede crear un mayor nivel de satisfacción esencial para apreciar las bendiciones de las cosas que tenemos, en lugar de las cosas que no tenemos y deseamos.

Las enfermedades físicas y emocionales requieren grandes esfuerzos para ser superadas, y tener paciencia es una gran ventaja para afrontar estos retos. Las mejoras en la salud o en la vida llevan tiempo, y la paciencia ayuda a sobrevivir a las dificultades día a día.

La mayoría de los problemas emocionales pueden remediarse temporalmente con la ayuda de la medicina, pero queda la duda de si abordan suficientemente el origen o las causas de estos problemas. La dirección futura de las soluciones a los retos mentales y emocionales es esencial para la felicidad, el bienestar y el progreso de la humanidad. Tenemos que ampliar nuestros horizontes en busca de las respuestas más eficaces, y esa búsqueda merece un esfuerzo sincero y serio por parte de todos.

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