Estudio de los Escritos Bahá’ís sobre Economía (Primia Parte)

Al principio, debe mencionarse que, en aras de la simplicidad, estudiaremos brevemente estos Escritos bahá’ís sobre economía sin profundizar demasiado en su importancia e implicaciones. Se pueden escribir volúmenes en cada uno de estos Escritos y cada uno podría ser objeto de una inmensa investigación. A medida que pase el tiempo nos daremos cuenta de su importancia y de cómo pueden y nos llevarán hacia un sistema económico totalmente diferente. Los economistas del futuro escribirán libros sobre cómo estos Escritos Sagrados cambiaron nuestras vidas espirituales, sociales y económicas. Por lo tanto, tenga en cuenta que la simplicidad del lenguaje y mis débiles intentos de compartir mi comprensión sobre los mismos, no les hace justicia. Hay muchos Escritos que podrían mencionarse aquí, pero elegí a propósito estos porque cubren muchas áreas relacionadas a la economía.

 

ECONOMÍA DIVINA 

Lo que diferencia a la “economía divina” de todos los sistemas económicos del mundo es su enfoque en la fuente de los problemas económicos y en sus soluciones. De esta manera, se diferencia de todas las teorías y pensamientos económicos pasados y presentes.

“Los secretos de toda la cuestión económica son de carácter divino y tienen que ver con el mundo del coraz6n  y del espíritu. En las enseñanzas bahá’ís esto se explica de forma muy completa, y sin considerar las enseñanzas bahá’ís es imposible crear una condición mejor.”– Abdu’l-Bahá, The Baha’i World, Volume 1V, p. 448

“… Con la afirmación de que ‘la solución económica es de carácter divino’ se quiere dar a entender que sola­mente la religión puede, a la larga, producir en el hom­ bre un cambio tan fundamental en su naturaleza como para permitir que ajuste las relaciones económicas de la sociedad. Solamente así puede el hombre controlar las fuerzas económicas que amenazan con perturbar la base de su existencia, y puede, de esta manera, afirmar su dominio sobre las fuerzas de la naturaleza.” – From a letter written on behalf of Shoghi Effendi to an individual believer, December 26, 1935, Lights of Guidance, p.551

Estos escritos explican claramente la diferencia entre el sistema económico actual y la economía divina que caracterizará el futuro de la humanidad. La suposición que los economistas hicieron en el pasado y siguen haciendo, es que el hombre debe maximizar su satisfacción. Es decir, quiere lo mejor para sí mismo y no le importan los intereses o el bienestar de los demás. Básicamente, el hombre es representado como una persona egoísta y los sistemas económicos atendieron esta suposición. No sorprende que nos haya llevado a tantas crisis. Pero los Escritos Bahá’ís explican que toda la cuestión de la economía es de naturaleza divina o espiritual y que es este fundamento es mejor que el egoísmo o la codicia. Con este enfoque, el hombre tiene un destino divino y no se rige únicamente por las leyes y regulaciones hechas por el hombre. Es fundamentalmente diferente porque el sistema económico de Bahá’í se basa en el corazón del hombre; Se basa sólidamente en el espíritu humano.

 

SISTEMA ECONÓMICO BAHA’I

“”Prácticamente no hay ninguna enseñanza técnica sobre economía en la Causa, tal como la banca, sistema de precios y otros. La Causa no es un sistema económico, y tampoco se puede considerar que sus Fundadores ha­yan sido economistas técnicos. La contribución de la Fe en esta materia es esencialmente indirecta, ya que con­siste en la aplicación de principios espirituales al siste­ma económico actual. Bahá’u’lláh nos ha dado algunos principios fundamentales que servirán de guía a los eco­nomistas bahá’ís del futuro para establecer instituciones de una naturaleza tal que permitirán ajustar las rela­ciones económicas del mundo.”-From a letter written on behalf of Shoghi Effendi to an individual believer, January 25, 1936, Lights of Guidance, p. 551

No tenemos un sistema económico bahá’í en este momento porque no tenemos los requisitos espirituales para tal sistema, un sistema que sería de naturaleza divina. No tenemos la madurez espiritual para imaginar tal sistema. Pero habrá una comunidad mundial y sabemos que los futuros economistas en consulta con la Casa Universal de Justicia lo harán realidad. Sólo podemos prepararnos para este sistema desarrollando nuestra capacidad espiritual y contribuyendo con nuestras acciones para sentar las bases de ese sistema.

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