Sugerencias economicas practicas para un nuevo sistema economico (Segunda Parte)

Puesto que carecemos de un sistema bahá’í económico como tal en vigor, quizá demos en pensar que poco es lo que podemos hacer para posibilitarlo y que lo que corresponde es esperar a que llegue un buen día. En realidad, eso no es verdad. Es mucho lo que a título individual podemos hacer en nuestras comunidades y que, revistiendo carácter económico, podemos llevar a cabo sin comprender siquiera que estamos participando en una actividad económica. Nuestra participación servirá de ejemplo para el resto del mundo, allanado al mismo tiempo el terreno para cuando surja la Mancomunidad Mundial La Casa Universal de Justicia nos recuerda que nuestras actuaciones económicas son reflejo de nuestras creencias espirituales.

 

“Aunque Bahá’u’lláh no propone en Su Revelación un sistema económico detallado, la reorganización de la sociedad humana es un tema constante en todo el conjunto de Sus enseñanzas. La consideración de este tema inevitablemente da lugar a cuestiones económicas. Por supuesto, el orden futuro concebido por Bahá’u’lláh está mucho más allá de cualquier cosa que pueda imaginar la generación actual. Sin embargo, su emergencia final dependerá del esfuerzo ingente realizado por Sus seguidores por poner Sus enseñanzas en práctica hoy. Con esto en mente, esperamos que los comentarios siguientes estimulen una reflexión seria y continua por parte de los amigos. El objetivo es aprender cómo participar en los asuntos materiales de la sociedad de una manera que sea consistente con los preceptos divinos, y cómo fomentar la prosperidad colectiva, de manera práctica, mediante la justicia y la generosidad, la colaboración y la asistencia mutua.”  -La Casa Universal de Justicia, 1 de marzo de 2017

Desgraciadamente, el dinero se ha convertido en el criterio con el que se mide la pobreza, la riqueza, el fracaso y el éxito. Mi deseo es que conforme crezcamos y ampliemos nuestros horizontes espirituales, lleguemos a adoptar una pauta espiritual con la que poder sopesar nuestras vidas. El dinero no puede ni debería ser el único medio con el que dar cuenta de los logros de una vida.

Hoy día, más que corazón e intelecto, lo que se necesita es el poder de la imaginación, gracia a la cual conseguimos proyectarnos y vernos a nosotros mismos en un futuro distinto. Si lo hacemos, podremos apreciar entonces la belleza que generan la paz, el amor y la armonía, viendo arrumbadas la miseria y el sufrimiento, comprobando que el hombre ya no pugna por sobrevivir en su nueva vida económica. Al regresar a la realidad presente, podremos, así cabe esperar, comenzar a realizar pequeños cambios en nuestras actividades económicas que induzcan esos cambios fundamentales que han de sentar las bases de una conducta económica nueva y maravillosa, una conducta basada en la espiritualidad, no en la codicia.

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